Viento, frío y granizo a 4900 m de altura…¿y que será en Bolivia?
Ese día nos levantamos temprano porque se veía venir que el tiempo estaba de cambio. La tormenta se fue formando sobre nuestras cabezas mientras reptábamos por las curvas del puerto de montaña que nos llevara a 4910m de altura. Hasta un cóndor se dio cuenta de que ese día éramos carne de cañón. Se acercó a Libertad con temeridad, creo que incluso conversaron:
_No te pienses que estoy tan acabada, replicó Libertad con una piedra.
Mal presagio el del cóndor que no supimos interpretar.
Fue coronar y empezar a granizar. En cuestión de minutos la carretera por la que avanzábamos no se distinguía de los planos alrededores: todo era blanco. Nos dolían los golpes de las piedras de hielo sobre nuestras piernas, y es que el calor generado en la subida nos había despojado de todo abrigo. Solo habíamos tenido tiempo de “impermeabilizarnos”. La repentina tormenta no nos dio más tregua.
Continuamos avanzando por ese páramo que era el puerto. Por acá lo llaman “pampa”. Una caseta abierta en el medio de la nada nos dio la posibilidad de abrigarnos: unos pantalones polares debajo del impermeable, una chaqueta debajo del gore y dos pares de calcetines a falta de uno bajo las botas de cuero, nos devolvieron el calor que las piedras de hielo se habían llevado. El pan y el embutido también ayudaron.
El granizo dejó paso a la nieve. Solo el intenso frío que sentíamos en las manos nos impedía “disfrutar” de las hostilidades bajo nuestra coraza.
Los carros que nos adelantaban no comprendían que allí arriba hace frío si no estas dentro de un carro: con absoluta indiferencia pasaban a nuestro lado a toda velocidad, salpicándonos de barro y nieve, y conduciendo con tan poca precaución que parecía no importarles no ya nuestra vida sino la suya propia. Pronto comprendimos que la mejor estrategia para frenarles era plantarles cara colocándose uno en el medio de la carretera y haciendo movimientos con un brazo de arriba abajo indicando que disminuyesen la velocidad. Cuando uno de ellos casi se sale de la carretera por no reducir desde el primer momento en que nos vio, decidí que era mejor hacer lo mismo pero desde un lateral, no fuera a ser que alguno decidiese pasarme por encima.
Y en esas estábamos esquivando carros, cuando de la nada aparecieron varias siluetas humanas.
_Estamos esperando a que pase el autobús, nos explicaron.
Gente dura esta de la Sierra peruana.
Resultó que allí había una buena vista de los numerosos volcanes de los alrededores: Misti, Pichu Pichu, Ampato, Sabancaya, Mismi…todos por encima de 5500m , si no de los 6000 metros. Era frecuente la parada de coches con gringos en su camino al cañón del Colca. Aquellas gentes estaban allí para venderles productos artesanales. Ese día la tormenta de nieve no permitía ver nada. Ese día se puede decir que no hicieron el agosto.
Decidimos empezar y terminar la bajada que nos quedaba en autobús. Solo los amantes del sufrimiento comprenderán lo dura que fue esa decisión para mí. Pero nos dolían las manos de verdad. Paramos pues al autobús, y esta vez los energúmenos que en otras ocasiones ponen en peligro nuestra vida hicieron de salvadores. Claro está, a precio de gringo. ¡Como iban a dejar pasar una oportunidad así! Mucho padrenuestro y mucha religión, pero hay algunas personas por aquí que no han oído hablar de lo que es la moral en su vida. Por allá también los hay, ahí tenemos el ejemplo del dueño de Air Madrid.
Afortunadamente no todo el mundo es así, ni aquí, ni allí.
Y pasados por agua llegamos hasta orillas del lago Titicaca, a la ciudad de Puno.
Estos primeros días de lluvias nos han hecho reflexionar. Tenemos muchas dudas. Se nos ha juntado todo: la noticia del cierre de Air Madrid, la temporada de lluvias, una pequeña diarrea, problemas de esos que tienen las mujeres cada mes…
Pero la realidad es que está lloviendo. No es nada que no supiésemos de antemano, pero igual jode. No sabemos si será siempre así de continuo. Yo pensaba que respetaría algo más, y de hecho sigo pensando que no puede ser así tan de seguido durante dos meses. Debe haber días de tregua. Pero bien es cierto que no se puede luchar contra un Gigante: al igual que la Tierra gira, la temporada de lluvias cae por estas tierras desde finales de diciembre a hasta el mes de marzo. Es astronómico. Este año se espera un fenómeno de El Niño moderado. Esto significa que no van a caer océanos del cielo, pero quizás si mares. Son solo predicciones, pero ¿qué sucederá de verdad?
A La Paz debemos de ir de todos modos. Estamos esperando un paquete que nosotros mismos nos enviamos al principio del viaje. El hacer este tramo en bici nos dará mas perspectiva a la hora de decidir, al ver como evoluciona el tiempo por aquí en los próximos días. Luego habrá que decidir.
Para mi Bolivia era el diamante en bruto de este viaje. La Naturaleza en estado puro y salvaje. Me dolería dejarlo de lado. Pero si es necesario hacerlo, así se hará. De todos modos, creemos que en el Sur las lluvias no son tan abundantes como en el Norte. Quizás sea tan fácil como recortar un tramo en bus, hacia el sur, buscando un tiempo algo mejor. Quizás haya que recurrir a la incondicional sequedad del Desierto de Atacama, en Chile y de la Puna de Atacama, entre Bolivia y Chile. Ya se verá. Air Madrid ha tenido la gentileza de dejarnos la vuelta “abierta”, así que podemos cambiar de itinerarios.
Queremos reconciliarnos con el viaje. Tenemos sed de acampar. No se vive igual de intenso cuando una para en hospedajes. Quedan dos meses y algo, y los vamos a disfrutar. Ya sea Bolivia, Chile o Argentina, vienen buenos tiempos para Pablo y Libertad.
Un saludo.
PS. Tenía que recortar y ampliar esta foto. No podía hacer menos.